Un comunista en calzoncillos, de Claudia Piñeiro
- alesonzini
- 7 mar 2021
- 3 Min. de lectura

En esta oportunidad les traigo otra de las novelas de la escritora, dramaturga y guionista Claudia Piñeiro, Un comunista en calzoncillos, publicada en 2013 por el sello editorial Alfaguara (200 páginas).
Esta magnífica escritora argentina ha obtenido diversos premios nacionales e internacionales por su obra literaria, teatral y periodística.
Un comunista en calzoncillos es el libro más personal de Claudia Piñeiro.
¿De qué va la novela?
Es una novela autobiográfica, donde la propia Claudia define cómo: “parte de lo que cuento sucedió y parte no. La ficción nos permite mejorar o empeorar la realidad según convenga. Mejorar para tolerarla; empeorar para que tenga tensión dramática. La vida, a veces, no la tiene.”
En esta novela, Piñeiro escribe sobre su infancia, sobre su familia; recrea la biografía de su padre y la ideología del hombre que sembró la semilla de la libertad en su vida. Además, es el retrato de una época, de una clase social y de un país.
La realidad política Argentina de esos años transcurre velada, como telón de fondo, que marca la trama en la intimidad del hogar y en los protagonistas.
Un comunista en calzoncillos es la mirada de una niña de trece años que está por dar el paso a la adolescencia y desde su horizonte, vive y observa los vaivenes políticos y económicos de 1976, el momento del golpe militar, las desapariciones cercanas, las diferencias de pensamientos entre los padres de sus compañeras de colegio y los propios. Y por primera vez, esa niña se pregunta: ¿qué se puede decir?, ¿qué debo callar?
En esta novela, Piñeiro escribe sobre la intimidad familiar, sobre la sospecha, lo que se esconde en una familia, lo no dicho, pero que es reconocible a la mirada de una hija que observa a sus padres y sabe más de lo que ellos estiman.
Y si se preguntan por el título de esta novela, Un comunista en calzoncillos, les cuento que refleja cómo Claudia veía a su padre: “Un comunista declarado, enfático, pero no practicante, la opción más absurda, correr los riesgos de decirlo sin haber hecho ningún acto heroico que justificara estar en peligro. Ni siquiera pegar un póster en la pared. Un comunista en calzoncillos”, que predicaba sus ideas desde la casa y con un auditorio reducido y acrítico, muchas veces paseándose, precisamente, en calzoncillos. ¿Era comunista realmente? “Déjalo que se lo crea”, respondía la mamá a esta pregunta, con un tono entre irónico e indiferente”. (Claudia Piñeiro)

Así comienza Un comunista en calzoncillos
“Ese verano, el verano siguiente a que lo despidieran de su trabajo, mi padre sostuvo la economía familiar vendiendo turboventiladores. Los turboventiladores era, en aquel entonces, lo más novedoso que se podía encontrar para aliviar el calor del conurbano bonaerense. Y ese verano, el verano de 1976, hizo mucho calor en Buenos Aires y sus alrededores. Nosotros éramos de los que vivían en “sus alrededores”. “Gracias a Dios, hace calor”, decía mi padre, que no creía en dios alguno. Yo sí, todavía. Por las noches, cuando me acostaba, rezaba para que al día siguiente la temperatura llegara a valores aún más altos. Y pedía que no lloviera; cuando llueve refresca, con mis trece años ya lo sabía. Como también sabía que sí hacía calor mi papá vendía muchos “turbos”, forma abreviada con la que llamábamos en nuestra casa a esos aparatos. Que si mi papá vendía muchos turbos volvía contento. Y que si él estaba contento, mi casa estaba tranquila.
“Los turboventiladores le traen alivio al pueblo.” Así decía mi padre. Y yo le creía. Por ese entonces, no conocía a nadie que tuviera en su casa aire acondicionado y los ventiladores comunes habían quedado desactualizados frente a esos artefactos cuadrados que podían inclinarse en distintas posiciones y que los modelos más sofisticados permitían que la parrilla plástica frontal girara en sentido contrario a las paletas internas distribuyendo el aire de forma más equitativa.”
Recomendación final
Es una novela sencilla de rápida lectura, llena de afecto e ingenuidad. Conmovedora. Te va a encantar.
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Gracias.
¡Nos encontramos en la próxima reseña!
María Alejandra Sonzini
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