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Las fotos, de Inés Ulanovsky


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“La fotografía repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente”.

(Roland Barthes)


Inés Ulanovsky (Buenos Aires, 1977) es fotógrafa, productora audiovisual y guionista. Publicó los libros Fotos tuyas (2006), Algunas madres también se mueren (2010) y Las fotos (Paisanita Editora, 2020).

Estudió Diseño de Imagen y Sonido en la UBA y es Magister en Escritura Creativa de la UNTREF.

Trabajó en diferentes medios gráficos, radio y televisión; y ganó el “Premio Leamos” de Crónica breve Basado en Hechos Reales (2019). Recibió la beca Creación del Fondo Nacional de las Artes (2018).

Durante muchos años fue colaboradora en el Archivo Biográfico de Abuelas de Plaza de Mayo donde armó el archivo de fotos familiares, documentos y entrevistas sobre los nietos que iban siendo recuperados para que éstos pudieran tener acceso a sus historias.

Hija del escritor y periodista Carlos Ulavnosky, y de la fotorreportera Marta Merkin, Inés lleva en sus genes la pasión por la fotografía. “La devoción que siento por el objeto-foto es la materia prima con la que escribí este libro”, cierra Inés el final del prólogo de Las fotos.


¿De qué va este libro?

Las fotos es una excelente colección de textos y fotografías, de relato colectivo, de testimonios que, con una enorme capacidad de observación y escucha, Ulanovsky recuperó y ensambló como un rompecabezas.

Inés analiza la acción de encontrar las fotos que alguien, por algún motivo en particular, ha tirado a la calle. Reflexiona sobre la idea de que nadie quisiera encontrar sus propias fotos en la basura, y que ese tipo de material tiene un valor, es parte de un género del arte visual conocido como Found Photography, que consiste en la recuperación y puesta en valor de fotografías perdidas o descartadas, explica Inés.

De esta manera, a partir de diferentes fotos que han llegado a manos de la autora, cada capítulo del libro es la narración de la historia de una foto, como si se tratase de una novela. Ulanovsky habla de fotos escondidas, fotos perdidas y fotos encontradas, donde el relato termina con la fotografía protagónica en una hoja aparte.

En Las fotos, la autora cruza el arte con el testimonio, cruza la imagen de la fotografía y la escritura; une dos mundos con lenguajes diferentes pero complementarios.

Es un libro compacto y breve, de capítulos cortos, que comienza con un relato muy particular: cuenta la historia del libro —AMIA 1977—, una historia de casualidades y de encuentros.


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Así comienza Las fotos

“Mis padres y yo vivíamos en un departamento antiguo en Viamonte y Pasteur —justo en la esquina de la AMIA— cuando explotó la bomba. Todos los vidrios de todas las ventanas de nuestra casa, que eran muchas, estallaron. Tuvimos suerte. Solamente sufrí un corte en la muñeca izquierda. Me quedó una cicatriz casi imperceptible ubicada en el lugar exacto en el que un suicida se cortaría las venas. La concibo como una marca, un recordatorio de ese día que está entre los peores que viví. Desde la explosión, mi edificio y el de enfrente se convirtieron en puntos estratégicos. Cada 18 de julio, reporteros y camarógrafos se instalan a cubrir los aniversarios del atentado desde nuestras ventanas.

En esos años empecé a sacar fotos, pero todavía me daba vergüenza fotografiar a desconocidos de cerca. Entonces sacaba fotos desde mi ventana. Unos minutos después de la explosión fotografié mi cuarto, mi escritorio, las ventanas rotas y la escalera. Todo había quedado completamente cubierto de partículas de vidrio. Todavía recuerdo la sensación de estar temblando sin poder poner el rollo en la cámara.

Por esa cercanía geográfica, en cada aniversario —casi como un ritual—hacía fotos. Cuando se cumplieron tres años del atentado, en julio de 1997, también saqué algunas fotos. Revelé el rollo en mi laboratorio casero, pero nunca hice copias. En 2003, en medio de una mudanza, encontré una caja de cartón con mis negativos. Eran todos en blanco y negro. Estaban guardados en sobres iguales escritos a mano. Miré uno por uno, con una lupa, a través de la ventana. Una decía ‘AMIA 1997’ Lo abrí. En el primer fotograma del rollo había un grupo de personas en la terraza del edificio de enfrente. El siguiente era la imagen vertical de un fotógrafo asomándose por la ventana con su cámara pegada al ojo. El tercero, la imagen horizontal del mismo fotógrafo pero más de cerca. La foto siguiente era una vista general del acto sobre la calle Viamonte. Apenas vi esos negativos ya me pareció que era él. Cuando los escaneé, lo confirmé: ese fotógrafo que se asomaba por una ventana era Diego Levy, mi marido. Le había sacado una foto antes de conocerlo.”


Recomendación final

Es un libro de relatos breves, de lectura fluida, que conmueve y sorprende en cada capítulo. Muy buena opción de lectura tanto para adultos como para adolescentes.

Aunque no sepas nada sobre la fotografía, esta narrativa te encantará.

Es un libro ideal para regalar.


“Las fotografías son quizás el mas misterioso de todos los objetos”

(Susan Sontag)


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Gracias.

¡Nos encontramos en el próximo libro!

Lic. María Alejandra Sonzini

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